"El Azul Más Profundo" en cines | La rebelión de la anciana
La película "Deepest Blue", del director brasileño Gabriel Mascaro (incluida "Neon Bull") sigue a Tereza, de 77 años (una brillante Denise Weinberg), en un viaje en barco por el Amazonas. En lugar de internarse en una residencia de ancianos, Tereza decide cumplir algunos de sus sueños, especialmente el de volar en avión. Sin embargo, esto resulta más difícil de lo que pensaba, ya que los perseguidores que quieren capturarla la pisan los talones. En lugar de aterrizar en un avión, su escape la lleva a un viaje en barco por el Amazonas.
Mascaro logra crear un mundo cinematográfico ficticio pero coherente, donde ancianos son deportados a campos de concentración y un caracol segrega una intoxicante secreción azul que, al verterla en los ojos, abre la puerta a verdades personales y permite vislumbrar el futuro. La película también subvierte con deleite los hábitos de consumo del público al deconstruir clichés comunes. La historia de Tereza es esencialmente una historia de madurez, un viaje de autodescubrimiento en el que una mujer de 77 años comienza a comprender que las convenciones sociales pueden y deben romperse a tiempo si se quiere emanciparse de ellas.
En primer lugar, la vemos a ella, quien ha vivido la rutina habitual de las mujeres precarias en Brasil: madre soltera, con dos trabajos agotadores durante toda su vida para alimentar a sus hijos, y finalmente trabajando hasta la vejez. El sistema capitalista no tolera ninguna artimaña para una gran parte de la población mundial; después de todo, incluso la plusvalía absoluta debe producirse. Aquí, la película, por muy poética que sea su poderosa imaginería, es sobre todo analíticamente precisa. Porque lo que Mascaro quiere que entendamos es que existe una conexión entre el sufrimiento humano y las condiciones que nos pueden ver como meros portadores de trabajo explotable. Después de 77 años de vida, la vida de Tereza está sorprendentemente desprovista de conexiones. Su relación con su hija es extremadamente fría. Tiene una amiga, pero ni siquiera esta relación es particularmente cercana.
El viejo cuerpo humano, que en la ideología burguesa ya no es deseable, vuelve a ser bello en el cine a medida que aumenta la emancipación.
Solo durante el viaje se forjan relaciones reales, con completos desconocidos. Y la película narra su historia a través de la ausencia o el surgimiento de relaciones: solo con la emancipación de Tereza de sus circunstancias se desarrollan la cercanía y las amistades. Hay que reconocerle a Mascaro que la alternativa a la vida como un contenedor de mano de obra no está idealizada ni idealizada. Cuando Tereza escapa de ser admitida en la comunidad de jubilados en un barco cuyo conductor aparentemente está involucrado en negocios "dudosos" y es confrontada por Tereza, su respuesta escueta es: "¿Quién no lo está?". Además, la corta travesía le cuesta 500 reales brasileños, unos 80 euros. Más tarde, conoce a la supuesta monja Roberta (Miriam Socarrás), en cuyo barco encuentra refugio, y aprende de ella a vender Biblias digitales a los creyentes a precios inflados. La "monja" Roberta, que pronto se convierte en una especie de mejor amiga, le declara sin rodeos a Tereza que no es religiosa en absoluto: "Ni siquiera creo en Dios". Así, en el mundo cinematográfico de Mascaro, el intento de al menos liberarse de las más terribles restricciones de la sociedad capitalista burguesa siempre está impregnado de la necesidad de obtener dinero de alguna manera, incluso si eso implica estafar a sus semejantes. El sistema se presenta como irremediablemente corrupto, hasta el último ser humano.
La transformación de Tereza, de objeto de explotación a persona al menos parcialmente libre, se produce principalmente en su cuerpo. En su "antigua vida" como trabajadora, la vemos gris, agotada y cansada; algo le pasa en la pierna. Cuanto más se distancia de esta vida, no solo físicamente, más florece su cuerpo; cuanto más se acerca la cámara, más se percibe Tereza como un cuerpo sensible, tocando a la gente, acurrucándose con otros cuerpos y, finalmente, completamente desnuda, disfrutando de un masaje. El antiguo cuerpo humano, en la ideología burguesa, algo ya inservible y, por lo tanto, indeseable, recupera su belleza en la película con una creciente emancipación.
"La película se centra en una protagonista mayor, una mujer que se niega a aceptar el destino que alguien más ha planeado para ella, en este caso el Estado", dice el director Mascaro en la entrevista que acompaña la película, señalando involuntariamente las debilidades analíticas de la misma. Por muy precisas y radicales que sean las condiciones imperantes al contrastar la vida de Tereza antes del brote con una pesadilla distópica, "The Deepest Blue" ofrece pocas posibilidades de escape social. "Imaginaba una oda a la libertad y quería mostrar a una mujer rebelde de 70 años que se resiste al aislamiento impuesto en una residencia de ancianos, señalando que nunca es tarde para encontrar un nuevo sentido a la vida". Al hacerlo, sin embargo, Mascaro traslada la rebelión a la esfera privada, asocial, degradando finalmente a su protagonista a una luchadora solitaria cuya rebelión sigue siendo personal. La única perspectiva aquí es, en última instancia, un escapismo tardío. Los que se quedan atrás son aquellos que ni siquiera pueden permitirse la pequeña escapada de Tereza, o cuyos cuerpos ya no son capaces de ello. Continúan migrando a la colonia. El intento de formular algo así como una crítica del capitalismo se pierde así en una crítica un tanto desmotivada del Estado.
Sin embargo: aunque Tereza es una figura heroica y la película es más una película para sentirse bien que un análisis social consistente, Mascaro ha tenido éxito en crear una película muy agradablemente narrada, inteligente y deliciosamente realista-fantástica que critica con razón las condiciones predominantes, supera las convenciones del género y, con su atractivo a no dejarse intimidar demasiado por la autoridad, puede considerarse un pequeño punto culminante del cine de arte del año.
“The Deepest Blue”: Brasil, México, Chile, Países Bajos 2025. Director: Gabriel Mascaro. Libro: Tibério Azul, Gabriel Mascaro. Con: Denise Weinberg, Rodrigo Santoro, Miriam Socarrás, Rosa Malagueta. 87 min. Estreno en cine: 25 de septiembre.
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